EL LAMENTO DE GUERNICA

El eco de un grito se pierde en la brisa, el fuego consume la vida y la calma, el arte es testigo, y en él se avisa el caos que desgarró la pobre alma. La guerra destruye el alma, y el sol se oculta en las sombras del horror, la noche que se llena de terror, se apaga el cielo, ya no hay abrigo, las formas se tuercen en su canto antiguo, y el hombre llora al perder su amor.

Guernica, el dolor en cada trazo, mueren las naves que al cielo suplican, bajo el peso del miedo, el país hace un abrazo, y cada llama la verdad complica. La figura se parte y el sueño grita, las heridas quedan grabadas en la piel, y el crujir de la vida pide consuelo, pero el olvido le es ajeno. En cada fragmento se halla el suelo, y la muerte se alza con su cruel leyenda.

Vibran los ecos de las calles rotas, el toro, la mujer, la luz de sus rostros, no hay pausa, la guerra arrastra sus notas, y todo es fragmento, pero en ellos hay costos. La paz, olvidada, jamás responde, Guernica es un poema que no se ahoga, se disuelven las formas, y la vida recobra, el eco de su tragedia, entre la niebla.


 

El poema refleja el dolor y la devastación de la guerra, especialmente haciendo referencia a la tragedia de Guernica. A través de metáforas como «el eco de un grito» y «el fuego consume la vida», se transmite la sensación de pérdida, caos y sufrimiento. El arte, representado como testigo, inmortaliza el sufrimiento y el vacío dejado por el conflicto, como en el cuadro de Picasso. La guerra no solo destruye vidas, sino que también fractura el alma humana. El poeta subraya que, a pesar de la destrucción, el dolor persiste, y el recuerdo de la tragedia nunca desaparece. Guernica es, en este contexto, un símbolo de la memoria irrompible frente al olvido.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *