Me ahogo en las lágrimas que se derraman de los recuerdos, líquidas, como un río que se desborda sin remedio. Cada gota lleva consigo un eco, una voz que susurra desde lo más hondo, un lamento que se arrastra como una sombra en la que me pierdo. La tristeza se cuela entre mis venas, como un veneno dulce que me inunda, que me ahoga sin que pueda hallar el aire. Cada lágrima es un océano, cada suspiro un naufragio, y yo soy la isla que se hunde bajo su peso.
Es extraño, ¿no? Como si el alma supiera nadar en esta marea y, sin embargo, se ahogara en ella. Las lágrimas son la sal de lo que nunca se dijo, de lo que se rompió en mil pedazos y que nunca volverá a ser entero. Son la memoria líquida de todos los silencios que pronunciamos sin querer. Son la huella del dolor que no se olvida, que no se borra con el paso del tiempo. No, el tiempo solo las disfraza, las convierte en recuerdos, y esos recuerdos nos aprisionan con su sabor amargo.
Y mientras me ahogo, siento que soy un río que se enciende, que arde en su propia marea, buscando tierra firme, buscando consuelo en el abrazo de lo perdido. Pero el agua sigue corriendo, sigue invadiéndome, y yo, sumida en este océano, solo puedo llorar. Porque, al final, ¿qué somos sino las lágrimas que elegimos no dejar ir?.
Profunda sensación de tristeza y desesperanza, representando el dolor como un océano en el que la voz poética se hunde irremediablemente. A través de metáforas de agua, el texto expresa cómo los recuerdos y el sufrimiento se acumulan hasta ahogar el alma, convirtiéndose en lágrimas que no solo expresan lo no dicho, sino que también aprisionan en un ciclo de melancolía.
Sumerge en un estado de vulnerabilidad absoluta, donde el llanto se convierte en testigo de las pérdidas y los silencios. Expresa la lucha entre el deseo de encontrar alivio y la imposibilidad de soltar el dolor, mostrando cómo el pasado nos marca de manera imborrable. En el fondo, el poema plantea una pregunta existencial: ¿somos, al final, las lágrimas que no dejamos ir? Con ello, la autora invita a una reflexión sobre el duelo, la memoria y la imposibilidad de escapar de ciertas heridas.